viernes, febrero 18, 2005

Constantino Baquero

Orlando Robles Bernier, mi compadre, me hizo llegar por correo desde Kansas un ejemplar de “Ecos de la Guajira”, en el cual me entere con profunda tristeza del fallecimiento del Doctor Constantino Baquero Herrera, mejor conocido entre nosotros como El Medico Baquero.

Los Baquero y los Tovar somos primos por los Herrera y Constantino siempre mantuvo conmigo una relacion cercana, y sobre todo afectuosa. Una especie de Tio regañon, siempre enterado de todas mis andanzas y presto a darme un consejo oportuno o un regaño extemporaneo, igualmente apreciado y util.

Profesional aquilatado. Persona fina, y muy buen familiar. Y aunque siempre mantuvo intacto su empaque provinciano, el era ante todo un hombre culto y bien informado.

Mencionar su nombre evoca en mi memoria calidos recuerdos de tiempos mejores. Vacaciones en Riohacha cuando viviamos en Bogota, en las que la visita a su casa era mas que obligatoria, y no por ello menos placentera. Alli se alojaban nuestros primos Baquero Alvarez, los hijos de Rafael Baquero Herrera, con quienes coincidiamos casi siempre en Diciembre, y con quienes armabamos gavilla acompañados tambien de su hijo Juan Pablo, para irnos a la playa, a la finca, o a la Provincia.

De grata recordacion seran siempre los paseos al Valle de los Cangrejos, lo que para nosotros era como una experiencia sobrenatural. Esa especie de paraiso perdido que disfrutabamos extasiados, y en donde nos sentiamos como en otro continente, a miles de millas de ahi y no a 10 minutos a pie del Hotel Gimaura. Distancia que entonces nos parecia eterna y en la que nos deleitaba la belleza unica del paisaje.

Ya mayor cuando me fui a vivir a Riohacha, Constantino fue siempre un buen amigo, presto a ayudarlo a uno a salir de cualquier lio. Toparse con el era como una cita con el destino, caminando por las calles o en el almacen de Vladimiro Perez en donde coincidiamos frecuentemente, siempre me increpaba con el mismo saludo y ahi comenzaba la tanda. A veces me salia de “mala ley” y me pegaba un merecido jalon de orejas. Si estaba de buen humor, me ponia al dia de algunos chismes locales de importancia trascendental en nuestro entorno, o se trenzaba en alguna discusion politica, campo en el cual era hombre de convicciones ferreas y posiciones fuertes.

Se nos fue “Costa” de este mundo y no me pude despedir de el. Es triste no poder acompañar a la gente que uno quiere a su ultima morada, ni darle a sus deudos un abrazo de pesame. El exilio es duro para quienes tenemos el cuerpo en un pais diferente, y el alma penando en nuestro terruño.
Esta nostalgia me hace recordar aquella cancion de los Hermanos Zuleta cuyo estribillo voy a transcribir:

Ahora que me encuentro lejos de lo que yo quiero tanto, no se que hacer.
Le he dado permiso a mi alma para que vaya volando y vaya a ver a esa mujer.
Acompañado por el murmullo del viento, le dira lo que yo siento el melodico rumor,
de la sonrisa cantarina del nordeste, que en la Guajira se siente cuando va muriendo el sol.

En un dia como quisiera dejar salir a mi alma para que vuele sobre el Atlantico y llegue a mi lejana Guajira, llevandole a los deudos de nuestros muertos una sentida condolencia, y a mis amigos de siempre un abrazo.
Y a veces siento que lo estoy haciendo, pero cuando mi alma regresa de esos viajes astrales choco con la verdadera realidad del emigrante. Por eso, desde la lejania en que vivo, en una tierra que a pesar de los años nunca dejara de ser extraña, solo me queda escribirles mis cuitas.

Adios Constantino Baquero. Te recordaremos siempre con ese afecto que desde niño Tovar Herrera nos enseño a sentir por ti y por tu familia, que es tambien la nuestra.


Houston, Febrero 18 de 2005

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