Los pasajeros, el periodista Juan Guillermo Rios, Alberto Santofimio y el suscrito, pasamos mas de un susto en el pequeño bimotor que tembloroso y asfixiado trepaba las alturas en busca del altiplano. Habiamos salido del aeropuerto local al final de la tarde, y los pilotos estaban angustiados con sobrada razon, pues El Banco no tenia en ese entonces (Y no se si tenga ahora) un sistema de operacion nocturna.
A pesar de esta situacion y en medio de una tormenta electrica, el vuelo transcurrio sin novedades, y la conversacion fue rica en anecdotas y sobre todo en opiniones, porque si algo es Alberto Santofimio Botero, es precisamente un hombre de opiniones impactantes y de conceptos profundos. La compañia de Juan Guillermo, hizo aun mas interesante y placentera la tertulia.
Conoci a Santofimio por alla en los albores del cuatrenio del “Mandato claro”, siendo yo muy muchacho, y tuve la oportunidad de visitarlo en su casa en el Tolima, asi como en sus diferentes despachos como Ministro de Justicia, Congresista, Candidato, e incluso como abogado en ejercicio, en su bufete de la calle 19 en Bogota.
De el conservo amables recuerdos, y una buena imagen, lo cual no me impide reconocer sus frecuentes caidas en lo administrativo y en lo politico. Fue acusado varias veces por diferentes irregularidades, juzgado, y condenado; y salio “Cumplido” como se dice en la jerga penal, pues le pago a la justicia sus cuentas pendientes. Mas tarde fue uno de los "daminificados" en el terremoto de los dineros calientes. Pero de ahi al magnicidio hay mucho trecho.
En la Colombia de hoy en dia, vemos a un Santofimio acusado de asesinato, privado de la libertad, y enfrentando un juicio extemporaneo, cuya base acusatoria es el testimonio dado por unos sacamicas de Pablo Escobar, mientras una sociedad hipocrita como en los tiempos del Coliseo Romano, pide sangre por doquier. Como en Fuenteovejuna, todos a una.
Esta es Colombia, Pablo, le decia el entrañable Padre Garcia Garcia Herreros al extinto archicapo de marras, parodiando a su vez al poeta Jorge Rojas cuando recibio a Neruda en Santafe, y asi le digo yo a ustedes mis lectores ocasionales.
No me cabe en la cabeza, que Alberto halla tenido semejante resposabilidad en el asesinato de Galan. Por muchas diferencias que hubiesen existido entre los dos lideres por razones por demas obvias y elementales, no puedo creer que un hombre de la categoria personal e intelectual de Santofimio se halla confabulado con el peor criminal de la historia colombiana reciente para asesinar a Luis Carlos Galan. Pero menos, mucho menos aun, puedo aceptar que se le acuse y se le juzgue con base en el testimonio de unos sicarios del mas bajo nivel humano, como los tales alias Popeye y el Mugre.
Si Santofimio fue o no amigo de Pablo Escobar, no deberia ser algo tan transcendental en una sociedad como la nuestra, en la cual casi todos los politicos tienen algun amigo traqueto, contrabandista, nuevo rico, o de dudosa reputacion, y no por ello van a ser coparticipes de sus fechorias.
Tiene la justicia colombiana un verdadero reto ad portas. No se le debe perdonar si es culpable, pero menos aun se le puede condenar si no lo es.
A la familia y a los amigos de Galan se le han dado innumerables muestras de respeto y de solidaridad, y muchos premios de consolacion comenzando por la presidencia de Gaviria, para ahora entregarle a manera de trofeo de caza la cabeza de quien tambien fue, al igual que Galan, un autentico caudillo liberal.
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