domingo, diciembre 22, 2013

Siempre te veo en mis sueños


Querida Belen Añez:

Una vez me dijiste que envidiabas a Mama por lo que yo escribia sobre mi amor por ella.

Desde ese dia, hace ya casi 4 años, no he dejado de pensar en tus palabras.
Primeramente, porque si hay algo cierto en mi vida es mi amor por ti. En segundo lugar, porque cai en cuenta de que nunca he escrito nada sobre alguien  que aun viva, y eso me lleva al tercer lugar, que nunca quisiera tener que escribir sobre ti cuando ya no estes, simplemente porque no qusiera que te fueras nunca.

Tengo una gran deuda contigo, mas que por la sumatoria de las deudas materiales,  es por todo lo que has hecho por mi, por todos tus hermanos, por tus sobrinos, por tus padres, mis abuelos. Mi mayor deuda contigo es por todo el amor que me has dado en estos casi 57 años.

Amor que se refleja de multiples y diversas maneras en cada etapa de mi vida. En la niñez traviesa, en mi adolescencia tormentosa y en mi adultez, a veces complicada y pesarosa.

Amor que me consintio en exceso, y me colmo de parabienes y de felicidad. Tu eres lo mas parecido a San Nicolas que hay en la vida real.

Amor que me protegio de la ira desenfrenada de Papa cuando yo cruzaba las lineas de su ferrea autoridad.

Amor   que me arropo en los momentos de enfermedad, y muchas veces de tristeza.

Amor que se disfrazo de complicidad y de camaraderia en los tiempos en que trabajamos juntos.

Hoy quiero reconocer que vivo con un gran remordimiento: Si me hubiera quedado en Maracaibo en 1994, mi vida hubiera sido otra cosa, pero ya sabemos que el destino no da marcha atras, y que Dios siempre sabe lo que hace.

Con tristeza siento que tu, Toton, y Cucha, son lo unico que me queda que aun represente nuestro genesis y nuestra razon de existir, pues  todos los demas se han ido. 

Al hacer estas lineas no pretendo pagarte ninguna de esas deudas infinitas que tengo contigo, sino decirtelo antes de que te vayas.

Pomarrosa es el origen, es el punto de partida. Pomarrosa es lo que nos une y lo que nos conecta a la madre tierra. Pomarrosa es el mejor recuerdo de mi vida, y en ese universo, el eje eres tu. Pomarrosa, que por los ires y venires del destino ya no es un Castillo de Hadas, se convirtio en La Rosaleda, en donde el amor es el mismo. 

De alguna manera quisiera decirte que gracias a ti, nunca estuve solo. Si bien tuve la mejor Madre del mundo, me siento inmensamente bendecido porque en vez de una tuve dos.  

Hoy, escribiendo estas lineas, noto como he envejecido poco a poco. Y que a medida que el tiempo pasa me acerco mas a ti. Ya no soy el niño de tus caricias, es verdad, pero estoy cada vez mas cerca de ti, en terminos de edad y de vida. Noto que ya no puedo escribir con la misma precision de hace algunos años, e inmediatamente me transporto a tu oficina, y te veo sentada frente a tu fantastica IBM de ultima generacion (Para aquel entonces, antes de la era de Windows y de Word...) con aquella maestria, con aquel dominio, y sobre todo, con aquel donaire.

Cuando leas estas palabras te pido que me entiendas. Yo estoy aca, pero mi alma esta alla:  En La Rosaleda, en Pomarrosa, en la bajaitae’ Pichincha. Y que en cada navidad, la primera nostalgia eres tu. La primera reminiscencia  es el olor de los pinos canadienses que aprendimos a oler en Maracaibo. Y el sabor de las nueces y de las tortas de Cucha. El verde y rojo del raso en tus manteles. El tucusito, la cabra mocha de Josefita Camacho. La alegria de Papato y la elegancia de Mibilla.  Y claro, la docena de regalos inmensos que amanecian el 25 como por arte de magia.

Yo me siento privilegiado al haber tenido la dicha de tu efecto, la luz de tu ejemplo, y el apoyo de tu amor. Tengo que darle gracias a Dios, y pedirle que te mantenga con nosotros por mucho tiempo.

Pero como nada es eterno, quisiera que leyeras mis palabras, escritas con lagrimas y sangre, en el mejor sentido de la expresion, para que jamas pienses que no te quize tanto como a Evangelina, pues a las dos las he querido igual, aunque de distintas maneras.

Aun no puedo olvidar tu llanto aquel domingo de Julio de 2011, en nuestra ultima despedida en la puerta de La Rosaleda. Senti que se me desbarataba el alma, cuando te aferraste a mi como queriendo retenerme de una partida que no tenia remedio.

Te veo cada noche en mis nostalgias, apretando con tus manitas los barrotes del porton y sollozando a medida que el carro se alejaba……

Siempre te veo en mis sueños, y cada dia te agradezco por haberme dado tanto.

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