Un 6 de Enero, hace ya 6 años, mi querida madre Evangelina Añez Montiel, viuda de Tovar Herrera, partio de este mundo terrenal hacia la gloria de Dios.
Para nosotros la perdida fue inmensa y por demas irreparable. A pesar del tiempo aun la recuerdo como si hubiera sido ayer, y a veces la siento como si nunca se hubiera ido.
Aun me martirizan las imagenes de su enfermedad repentina y de su agonia, que aunque corta fue muy triste. El cuadro surrealista de la sala de cuidados intensivos. Nuestra ultima conversacion telefonica desde la ambulancia, camino al hospital del que no volveria a salir con vida, cuando me dijo que tenia miedo.
En ese momento conoci por primera y unica vez una vulnerabilidad que constrasta con el valor con que la vi luchar por decadas contra toda clase de viscicitudes. Mama fue una mujer con un temple de acero, pero hecha de la mas dulce ternura, por dentro y por fuera.
Como decirlo, pero es que no me conformo. No era justo, y que me perdone Dios. Nos hace tanta falta y ha dejado tantos espacios vacios, que es imposible no pensar en ella.
De noche cuando me enfrento a mis fantasmas, y mi alma deambula por los caminos espirituales de la incertidumbre, con frecuencia tomo su Rosario entre mis dedos, y solo asi encuentro el sosiego. Ese Rosario que Mama tomaba entre sus suaves y palidas manos cada dia, me hace sentir que aun la tengo conmigo, y me hace tambien sentir que la Virgen ya nos conoce de tiempo atras.
Cada cumpleaños, cada Navidad, cada aniversario, cada fecha importante es un reto para el corazon. Un debate entre las alegrias efimeras y el dolor perpetuo. Un dilema entre el presente real, y el pasado etereo. No es posible olvidar un amor tan grande.
Mama, te habras dado cuenta cuan grandes y juiciosos estan tus nietos. Ya casi se nos casa Carlota. La habras visto llevarte flores cuando pasa por Bogota. Jaime Felipe tambien quiere ir a visitarte, y a encontrarse con su origenes, pues el como yo sabe que ese “algo” que no encontramos aca, esta precisamente alla, en donde nacieron nuestros amores y descansan nuestros muertos.
Otro 6 de Enero, que le voy a hacer. Que Dios te tenga en su gloria, mientras yo aun sigo aprendiendo a vivir sin ti.
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