La respuesta de las FARC a la iniciativa del Presidente Uribe para facilitar el intercambio humanitario no podria ser mas elocuente. Es una cachetada infame al proceso de paz.
Todos sabemos que Alvaro Uribe no es afecto a ceder ante los violentos. Pero hay que reconocer el esfuerzo realizado por este gobierno, aun a costas de sus principios individuales, en favor del interes colectivo.
Yo soy de los que cree que las FARC jamas han estado sinceramente interesadas en el canje, pero han venido utilizado la figura como un arma de carameleo. Por eso el Presidente Uribe no tiene muchas otras opciones en sus manos, como no sea la de recrudecer la ofensiva militar contra la guerrilla.
Y entonces, que va a pasar con los secuestrados? Con dolor de patria siento que las posibilidades de que regresen alguna dia con vida son cuando menos infimas, sino inexistentes.
Ingrid Betancur terminara sus dias como una pieza de historia, en una galeria de martires que solo Colombia se da el lujo de tener. Al lado de otros martires no menos importantes, pero tambien innecesarios, de esta y de otras guerras colombianas. Como Luis Carlos Galan, Rodrigo Lara Bonilla, Guillermo Cano, Rafael Pardo Buelvas, Enrique Low Murtra. Como Alfonso Reyes Echandia, y todos los magistrados que murieron inmolados en el Palacio de Justicia, quiza el episodio mas oscuro de la historia reciente de la violencia nacional. Como la inolvidable Consuelo Araujonoguera. Como Jose Antequera, Carlos Pizarro, Jaime Pardo Leal. Como los mil y pico de policias y los pasajeros del avion de Avianca que mato Pablo Escobar. Como Carlos Mauro Hoyos, Diana Turbay, Jaime Garzon. Como Alvaro Gomez Hurtado. Como los campesinos masacrados en sus veredas junto a sus viejos, sus hijos y sus animales. Y como los ganaderos y agricultores boleteados, secuestrados y asesinados por la subversion. Y en general, como todos los miles de colombianos abatidos durante decadas por los forajidos de ambos bandos, los pseudo revolucionarios tanto como los pseudo-anti-revolucionarios, protagonistas ambos de esta tragicomedia digna de Sofocles, Euripides y Esquilo.
Lo que el Presidente Uribe tiene que accelerar no es el proceso de Paz, sino la ofensiva de la Guerra. Solo una avanzada definitiva, una Guerra sin tregua y sin cuartel podra barrer y ojala borrar el flagelo de la guerrilla del mapa de Colombia y sobre todo, del alma de los colombianos.
Y en cuanto a los paramilitares, no mas "Ralitos". Desmovilizacion total y sin condiciones. O al Presidente no le va a quedar otro remedio que abrir otro frente de batalla, y entrarle a cañon a estos nuevos barones de la guerra en donde quiera que se encuentren. En el monte, o en alguna parranda en Monteria o en Valledupar, o porque no en Bogota ? Quiza esten departiendo en algun elegante restaurante capitalino en compañia de cualquier parlamentario de aquel famoso "30%" del que hablo Castaño antes de desaparecer.
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