Una niña bien del norte de Bogota, proveniente de una familia de clase media alta, educada en los mejores establecimientos de la capital, y que por razones del destino echo raíces en Francia. Mas tarde se intereso en la política e hizo sus primeros pinitos en el congreso, en donde se caracterizo por sus proyectos verdosos, y sus ataques contra el gobierno de turno. Irónicamente mas recordada por sus campañas repartiendo preservativos en las calles y en la selva.
Me atrevo a decir lo que todo el mundo piensa, y es que de no haber sido por el secuestro, Ingrid nunca hubiera pasado de ahí. Así como tantos otros dirigentes de buen talante y formación, que pasan por el espectro político nacional con relativas pena y gloria, y a veces grata recordación.
Con Ingrid Betancourt, sufrimos con su secuestro y mucho más por lo prolongado y cruel de las condiciones particulares de su cautiverio. Nos unimos a todas las iniciativas que buscaron presionar por su libertad, y pusimos siempre nuestro granito de arena, con sincero dolor de patria, como lo hemos hecho con todas las victimas de este atroz flagelo.
Sin embargo no nos gusta el papelón que ha asumido la Betancourt a su regreso a la libertad.
Es una Vedette. De entrevista en entrevista, de corte en corte. Hoy con el Papa Benedicto, mañana con la Reina Isabel. Anteayer estuvo con el malcriado presidente de Ecuador, ayer con la de Argentina, y de paso con la archivagabunda de Madonna, cuya fama musical compite con lo abierto y variado de sus conductas sexuales, y quien definitivamente no tiene ninguna vela en este entierro.
Una especie de Embajador itinerante que podría ser de gran utilidad, de no ser porque la sola mención de su nombre la identifica como la victima más famosa del conflicto colombiano, y eso puntualiza el pesado lastre que llevamos a nuestras espaldas.
Sino fuera por el antecedente de Fernando Araujo, quien salio del cambuche al Palacio de San Carlos con el pobre desempeño que todos conocemos, Ingrid seria una gran Canciller. Me imagino que con Araujo el Presidente Uribe quedo curado, y por eso trajo a Jaime Bermúdez, un canciller de verdad.
Flaco favor se hace Ingrid con esta vida social que será la envidia de cualquier cortesana, dilapidando el potencial politico con el que salio del secuestro en visitas protocolarias, cocteles, y discursitos, mientras en la manigua los rehenes que quedan se consumen en la miseria inhumana.
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