En su plan de empujar a Colombia a una confrontación armada que justifique todas sus peroratas en contra del tratado militar con estados Unidos, Chávez no descansa un minuto. Todos los días arremete de algún modo contra Colombia, bien sea directamente o a través de sus escuderos, y hoy finalmente se dio la primera ofensa física conocida en el conflicto.
En las últimas horas se ha sabido sobre la primera acción militar específica del ejército venezolano en territorio colombiano.
Se trata de la voladura de dos puentes colgantes, o “hamacas”, conocidos como Las Naves y Chicoral, que comunican al municipio nortesantandereano de Ragonvalia con la población venezolana de Las delicias a través del río Táchira. En zona rural, lejos la protección de nuestra policía o ejército, lejos de las cámaras, y lejos de todo, Ragonvalia ha sido la primera victima de una guerra forzada, que nadie más que Chávez desea.
Lo que Venezuela espera es una reacción de Colombia en términos militares, que por ningún motivo se puede dar. Hay que aconsejar al Gobierno para que bajo ninguna circunstancia caiga ante la presión de las provocaciones de Hugo Chávez.
Una vez más, tenemos que tragarnos la bilis, y en vez de enviar una andanada de cohetes, recurrir a las instancias internacionales.
Colombia debe solicitar una reunión extraordinaria inmediata de las comisiones correspondientes de la ONU y la OEA y hacer que sea la comunidad internacional la que le ponga un tatequieto al orate agresor.
Seguiremos pendientes de los acontecimientos. Mientras tanto todos los amigos de la paz, debemos trasmitir el mensaje de la cordura y de la concordia, para que nuestra patria no sea victima del juego y del abuso por parte de este mal vecino.
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